Fuente: La República
El ahorro se ha convertido en una de las principales metas para los colombianos, y de la misma manera, ha cobrado importancia para las entidades financieras. Y es precisamente el inicio de año, cuando los consumidores deciden organizar sus finanzas y adquirir productos de ahorro que les permita su desarrollo personal, familiar o profesional, e incluso, cumplir algunos de sus sueños.
Según datos de la Superintendencia Financiera de Colombia – SFC, en el país:
- Cinco entidades cobran cuota de manejo por abrir una cuenta de ahorros, que van desde los $12.700 trimestrales que cobra Itaú, hasta los $250.000 que cobra JP Morgan Colombia al mes a sus clientes corporativos.
- Los depósitos electrónicos solo son cobrados por AV Villas , por un monto de $3.700 al mes.
- La tarifa más común entre las entidades es el de las tarjetas débito de las cuentas de ahorros, siendo en total 21 de ellas quienes realizan este cobro, que van desde $2.700 de la cooperativa Cotrafa hasta $14.990 en Bancolombia.
Según Alfredo Barragán, lo que deben hacer los consumidores que buscan estar exentos de este cobro, es “buscar una cuenta de nómina, pues seguramente el empleador acordó con el banco cero o mínimo cobro. Existen cuentas de ahorros que por mantener un mínimo promedio excluye esta tarifa”, explicó, o, según las más recientes estadísticas, buscar una de las 10 entidades del sistema financiero colombiano que no cobra por su manejo, entre ellas el Banco Coopcentral, Bancoomeva, Cotrafa y Confiar.
Aunque el sector está encaminado a eliminar estas tarifas, aún muchas entidades no han dado ese paso, algunos expertos consideran que “estos cobros sirven para mantener la infraestructura y para desincentivar el uso del efectivo, pero son cada vez menos frecuentes en los bancos colombianos”, aseguró Andrés Rojas, vicepresidente de Asuntos Corporativos de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia – Asobancaria.
Aunque algunas tarifas no son tan altas, crean una barrera entre el consumidor, y muchas veces se convierten en la casusa por la cual los ahorradores no adquieren los productos de ahorro dentro de entidades financieras, y muchas veces, prefieren acudir a métodos informales y riesgosos como lo son las “cadenas”, el ahorro de colchón, entre otros.