Estos datos oficiales del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) y que divulgó recientemente la Confederación Argentina de Trabajadores Cooperativos Asociados (Conarcoop), muestran la realidad económica generada por la pandemia del Covid-19 que ha traído consecuencias inimaginables, entre ellos el cierre de miles de pymes.
El surgimiento de cooperativas mostró en los últimos tres años una tendencia ascendente al ritmo de la crisis económica y social, y ahora sanitaria. En 2018, se inscribieron 508 y en 2019 más de 700. Por efecto de la pandemia, la Conarcoop proyecto para 2021 unas 800 nuevas organizaciones. En el país, según datos oficiales, existirían aproximadamente unas 8300 cooperativas.
“Tanto la crisis económica que arrastra el país, profundizada en 2019, como la pandemia, han hecho de que se pierda una gran cantidad de puestos de trabajo. Son habituales las postales de avenidas con persianas bajas y carteles de alquiler. Frente a ese panorama, una vez más el cooperativismo ha demostrado que en conjunto y con un propósito de bien común, es mucho más fácil salir adelante”, señaló en un comunicado Ramiro Martínez, presidente de la Conarcoop, una entidad que está conformada por 12 federaciones cooperativas nacionales.
De las 263 entidades que surgieron en 2021, el 95 por ciento corresponde a cooperativas de trabajo, mientras que el resto son agropecuarias, de vivienda, provisión de servicios y apícolas. Emergen como una alternativa para mantener a flote los proyectos laborales ante la crisis.
“Las cooperativas aparecen, una vez más, como una alternativa real y posible, con enfoque social y mirada democrática, frente a una destrucción salvaje tanto del trabajo como de la dignidad asociada a él. La economía social goza de buen estado, más allá de los contextos de crisis, pero lo cierto es que en los contextos de crisis pasa a a ser una salida esencial, una forma diferente de buscar una solución conjunta”, señaló Martínez, el titular de la Conarcoop.