El grupo original iniciado hace más de ocho años lo integraban más de 40 mujeres con el objetivo de conformar una red de apoyo que permitiera a las madres producir en casa para poder criar a sus hijos e hijas.
Ahora tienen sus sembrados, ya sea en los patios de sus casas o en alguna parte de la parcela. Siembran fríjol, calabaza, chile, chayotes, ejotes y todo tipo de hierbas aromáticas, pero su producto principal, por supuesto, es el maíz. Casi toda la producción termina en productos como tortillas, gorditas, tlacoyos o tamales que son vendidos en Xalapa, afuera de mercados o casa por casa.
Una de estas mujeres es Petra García Cabrera, quien tiene 64 años y se integró al grupo por su hija. “Siempre estaba acostumbrada a ganar mi dinero, desde los 25 años soy partera, inyectó, y con este trabajo crie a mis hijas, pero cuando tengo calabacitas o frijol, me voy a vender”.
Ofelia Hernández es otra de las asociadas de la cooperativa. “Yo trabajo limpiando casas en Xalapa y a veces vendo tortillas, gorditas y tlacoyos, casa por casa. El proyecto tardó mucho en tomar forma, las compañeras se iban poco a poco y la verdad me desanime, si no fuera por la compañera Marce, quien siempre nos animó a seguir, y aquí estamos”.
Se refiere a Marcelina Hernández García, quien luchó xontra viento y marea para que este grupo no se disolviera, lo cual todas sus compañeras reconocen: “Éramos como 50 las que llegaron a la convocatoria y al cabo de tres años ya éramos 25, y finalmente quedamos 16″.
Ofelia no conocía el término solidaridad pero lo practica diariamente en la cooperativa Manos Mágicas. “No lo había escuchado pero sí aquí todas nos apoyamos, somos un equipo, además si esto va como va, hasta pienso dejar mi trabajo en las casas y dedicarme completamente a esto”.
Estas mujeres no sólo trabajan juntos sino que han conseguido que sus esposos se integren, cambien su forma de pensar y hagan parte del trabajo. “Mi esposo cuando me toca hacer tortillas se va al molino y luego se pone a hacerlas conmigo”.
Un cambio semejante han tenido los otros esposos quienes fueron aceptando a sus parejas como mujeres trabajadoras, que no sólo crean sino que son parte del sustento económico de la familia y con independencia económica, como cuenta Julia García. “Ese domingo, que es para atenderlos, para los niños, fue al revés: ahora el tuvo que atenderlos, darles de comer, cuidarlos, porque ese día me fui a las 7 de la mañana y volví a las 9 de la noche. Como hombres, ahora hacen cosas a las que no estaban acostumbrados”.
La cooperativa es mucho más que una forma de conseguir dinero. “Más que el empoderamiento esto que estamos viviendo, este proyecto, une a las familias, une a las comunidades, porque hago equipo con mi esposo, nos repartimos el trabajo e incluso los niños hacen su parte. Me siento realizada como madre, como familia, como mujer. Queremos crecer, queremos triunfar”, agrega Julia.
La cooperativa manos mágicas es una de las organizaciones beneficiadas por el Programa de Fomento al Cooperativismo, creado durante esta administración por el ayuntamiento municipal y su Subdirección de Innovación y Economía Solidaria”.
“Grupos de costureras, ceramistas, personas que trabajan en la industria de la construcción, en el sector agrícola, en producción multimedia, apícolas, reparación de muebles, casi 700 personas, han recibido orientación capacitación y expedición de trámites municipales y hoy se insertan en el mercado laboral desde una visión solidaria”, señala el subdirector Carlos Cardoso Martínez.