“Llevas 18 años siendo socia y participando en Banca Ética. ¿Cómo la conociste y cuál ha sido el proceso hasta llegar a ser presidenta?
Conocí a Banca Ética al escribir mi tesis de grado “El papel de los bancos en el desarrollo sostenible”; un viaje que comenzó hace 18 años que me acercó como socia, primero miembro del Grupo de Iniciativa Territorial (GIT) y luego como evaluadora social del crédito. A propuesta de los miembros de Friuli Venezia Giulia, comencé el viaje para formar parte del Consejo de Administración. En mi trayectoria anterior, durante 20 años en el campo de la cooperación internacional y la vivienda social, he podido trabajar en la puesta en marcha de actividades económicas y sociales que ponen a la persona y al medio ambiente en el centro.
¿Cómo es actualmente la composición del Consejo de Administración?
Actualmente somos 5 mujeres y 8 hombres. Hace unos años vivimos un consejo con una mayoría de mujeres. Mi aprendizaje ha sido que la posibilidad de construir caminos de gobernanza cooperativa, de fortalecer la visión estratégica del banco con un enfoque a medio plazo es mayor, cuanta más presencia de mujeres haya en los órganos rectores de las entidades.
Por lo tanto, es importante no solo que haya una buena combinación en el equipo, sino que exista la posibilidad de dar voz a los pensamientos, a diferentes enfoques y que representen la “pluralidad” y la colegialidad.
Hoy en día no hay prácticamente presidentas o directoras en las empresas del
mundo financiero. ¿Por qué crees que se da esa barrera?
El número de mujeres en los consejos de administración está aumentando, gracias también a algunas reglas presentes en muchos países europeos: imponer cuotas es un primer paso para permitir el acceso de las mujeres a lugares donde hasta hace poco se encontraban con un techo de cristal.
Las recientes indicaciones del EBA (Autoridad Bancaria Europea) son muy claras al identificar en la “diversidad” de habilidades, caminos culturales, edad, pertenencia territorial y género, la fuerza del máximo órgano de dirección de una entidad.
El desafío que debe abordarse de inmediato es que en relación con los roles gerenciales, todavía son muy pocas las mujeres que acceden a los roles de CEO y CFO.
Se deben alentar caminos gerenciales que permitan a todos (hombres y mujeres) crecer profesionalmente y poner sus habilidades y servicios a disposición de las empresas.
Necesitamos políticas valientes que no permitan brechas salariales de “género”, diferencias salariales que giran en torno al 20%.
¿Qué propuestas en temas de género crees que Banca Ética puede desarrollar en
el futuro?
Banca Ética puede y debe “revolucionar” los contextos económicos y sociales en los que está presente. Ciertamente es importante (diría que indispensable), actuar sobre políticas internas e implementar más herramientas que permitan el acceso a los roles principales para las mujeres.
El modelo organizacional todavía usa un lenguaje “masculino”, el trabajo a distancia es ciertamente una herramienta muy importante, pero también podemos pensar en mejorar algunos procesos que permitan una reconciliación cada vez mayor de la vida y los tiempos de trabajo.
Sin embargo, también debemos actuar con todos nuestros miembros, trabajar con nuestras personas socias y clientas, compañeras de viaje en políticas, acciones y herramientas que realmente permitan ese empoderamiento femenino del que muchas hablamos.
Banca Ética puede, por ejemplo, trabajar en sinergia con los diversos territorios en la inclusión financiera. De hecho, los datos de la brecha de género se confirman también en términos de educación financiera, del 5% en todo el mundo.
Por último, pero no menos importante, la lectura de la dinámica asociativa de nuestros portadores de valor, en particular de los miembros organizados en los territorios; muchos caminos que colocan el género y el tema intergeneracional como espacios en los que todos los miembros están llamados a comprometerse con la accesibilidad que tiene un lenguaje cada vez más plural.
¿Qué aporta Banca Ética en la situación socioeconómica actual, en países como España e Italia?
Banca Ética, o más bien, el Grupo BE se enfrenta a sus “segundos 20 años” en un contexto financiero, económico y social en plena evolución.
Las finanzas cada vez más desconectadas de la economía y en manos de unos pocos grupos bancarios grandes y un modelo económico que demuestra sus límites, ha experimentado con varias alternativas, pero siempre es un esclavo del modelo convencional.
Las finanzas éticas pueden revertir este paradigma, o más bien comenzar el viaje transfiriendo recursos de sectores y empresas controvertidos a aquellos que se centran en las comunidades y el medio ambiente; puede hacer crecer la economía social emergente que se basa en la cooperación, el intercambio y la colaboración y, sobre todo, puede despertar a la ciudadanía devolviendo el poder de elección en sus manos.”