La producción de Colombia se ha intentado asociar solamente al sector empresarial, pero esto no es así como se quiere hacer creer, ya que aún no se ha indagado realmente que sería, por ejemplo, el PIB sin los aportes de la economía doméstica, o como se desenvolvería el país sin el aporte de la economía popular, base del sustento para miles de ciudadanos que son actualmente excluidos del mismo sistema económico en que nos encontramos.
Desde este punto de vista, es necesario entender que las cuentas nacionales no reflejan realmente la realidad de la construcción económica de Colombia, y, así mismo, no es solo el sector empresarial el único que aporta a la riqueza de este, ya que si bien su papel es muy valioso y necesario, este solo genera una parte de la totalidad del quehacer económico. Otros sectores sociales y económicos son igualmente importantes, los cuales deben ser tenidos en cuenta, entre ellos está el valioso aporte de la economía social y solidaria, donde cooperativas, mutuales, fondos de empleados, entre otros; hacen una gran contribución al bienestar social y económico, que no ha sido aún valorado y potenciado como debiese ser.
Sin embargo, en Sudamérica siguen ocurriendo hechos interesantes que pueden marcar la pauta para el sector solidario, uno de ellos acaba de ocurrir en Argentina, donde las cooperativas y mutuales han sido reconocidas, ya no solamente como mecanismos de contención social, sino como parte importante del aparato productivo de dicho país por su papel en la producción de bienes y servicios, así como en la generación de empleo al hacer parte próximamente del Ministerio de Producción de dicho país.
Esto significa que por fin se hace un reconocimiento desde una decisión política, y a la vez económica, de los aportes de las organizaciones solidarias en Argentina, las cuales tienen todas las condiciones para crecer en los territorios, distribuir la riqueza, y generar empleo siendo sustentables. Pero estas a la vez, requieren de los mismos beneficios y apoyos que recibe el sector empresarial de cada país, lo cual va desde la construcción de líneas de financiamiento, políticas públicas especiales, ventajas tributarias, y un sinfín de mecanismos, los cuales pueden colocar al sector solidario como actor preponderante de la económica nacional desde una perspectiva democrática y territorial.
Será interesante ver cómo se sigue consolidando el sector social y solidario en Sudamérica como eje vital para las economías nacionales; pero también tenemos la esperanza que en Colombia se vaya en este camino, ya que su economía sigue estando concentrada en unas pocas manos, además del evidente fracaso en materia de distribución de la riqueza y la generación de empleo, a pesar de su alto crecimiento económico. Se requiere de voluntad política y organización en el sector para cambiar este panorama.”