Una economía positiva, incluyente, verde y sostenible, del cuidado de las personas (con sus derechos) y de los recursos naturales. Una economía de mercado, pero una economía social.
Una economía real, no explotadora o especulativa, porque esas no dejan nada en los territorios donde se generan las riquezas y el conocimiento, sino que los despersonifican y lo vuelven invisible para llevárselo de manera privatizada e individualista.
Estas son algunas de las miradas que planeamos intercambiar en la Conferencia Regional, que realizaremos el 29 y 30 de noviembre.