El avance tecnológico no espera. Mientras algunas organizaciones aún debaten si dar el
salto a la transformación digital, otras ya experimentan mejoras operativas concretas con
el uso de inteligencia artificial. Así lo expresó Andrés Aguilera Castillo, consultor en
innovación y transformación digital.
“La inteligencia artificial parece algo lejano, difícil de comprender, pero hoy está
literalmente al alcance de la mano”, señaló.
Para Aguilera, la clave está en pasar de la teoría a la práctica con un enfoque realista:
“Hay que experimentar, pero hacerlo de manera correcta, sabiendo con qué datos
contamos, qué herramientas tenemos, y qué procesos necesitamos optimizar”.
El reto: desconocimiento y velocidad del cambio
Uno de los puntos más críticos que identificó el experto es el desconocimiento de la oferta
tecnológica actual, incluso dentro de las mismas organizaciones.
“El principal reto es no saber qué hay disponible. La inteligencia artificial avanza tan
rápido, que las presentaciones que traía tuve que actualizarlas varias veces por los
anuncios de esta misma semana”, explicó, refiriéndose a lanzamientos recientes de
Google y otros competidores globales como Claude de Anthropic.
Según Aguilera, el desafío no solo está en aprender sobre nuevas herramientas, sino
también en identificar el potencial que ya tienen nuestras entidades, a partir de sus
bases de datos, su talento interno y la disposición al cambio.
El riesgo de no actuar
Durante su charla, Aguilera también advirtió sobre los riesgos de quedarse atrás.
“Si una organización no adopta estas tecnologías, su competidor probablemente sí
lo hará. Y eso, en términos de eficiencia operativa y posicionamiento, puede marcar
la diferencia.”
Además, alertó sobre un riesgo transversal para el sector: la seguridad de la
información. Aunque el uso ético de la inteligencia artificial sigue en construcción, es
indispensable que las entidades solidarias integren criterios de privacidad y gobernanza
de datos en sus procesos de adopción.
Cooperativismo digital: experimentar con propósito
Más allá de la tecnología, el mensaje de fondo fue claro: hay que formar, conversar y
probar. “Empoderen a sus equipos, generen diálogos abiertos y sinceros. Y sobre todo,
cacharreen, como decimos coloquialmente. La única forma de avanzar es identificar
casos de uso reales que generen victorias tempranas en nuestras organizaciones”,
concluyó.
A medida que las herramientas digitales se democratizan y su adopción se acelera, el
desafío no es solo tecnológico, sino estratégico: pasar del temor a la acción, del discurso
a los pilotos, y de la incertidumbre a la construcción de capacidades reales. Las
organizaciones que entiendan esto no solo sobrevivirán al cambio, sino que tendrán la
oportunidad de liderarlo.
Por Mauricio Navas, Director de Comunicaciones – Ascoop