Cooperativas agrícolas de Sudán del Sur combaten la hambruna

Jenifer Kadi es una joven de Sudán del Sur que hace cuatro años se unió a la cooperativa Jerusalén B y que pertenece a uno de uno de los 106 grupos de agricultores capacitados por la comunidad católica “Hijas de María Inmaculada”.
Foto: Cortesía

Fuente: altevision.news

Estas iniciativas enfocadas en el empoderamiento de jóvenes y mujeres, está tomando fuerza en el Estado más joven del mundo, con la intención de transformar la agricultura y hacer frente a la hambruna que vive el país, fenómeno que lo afecta al no poseer los recursos suficientes para proveer alimentos a su población, ya que menos del 4% de este territorio cultivable, está cultivado.

Antes las consecuencias de una guerra civil desde 2013 y más dos décadas de conflictos, Sudán del Sur es un país amenazado por el hambre y alcanzar una sostenibilidad y autosuficiencia alimentaria se ha convertido en una prioridad. Según Meshack Malo, representante nacional de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación – FAO, “Los jóvenes nacidos después de 1990 crecieron en campos de refugiados, donde nunca aprendieron a cultivar”.

Actualmente, el Programa Mundial de Alimentos (PMA), sufre las consecuencias de la guerra en Ucrania, ya que, al brindar apoyo y abastecimiento a este país, se redujo significativamente la distribución de alimentos que beneficiaban a 178.000 niños en Sudán del Sur. “Múltiples áreas con grandes poblaciones se encuentran en situaciones de emergencia o en riesgo de hambruna. La alerta está alcanzando una escala y un alcance sin precedentes este año”, aseguró Antazio Drabe, representante de la organización Famine Early Warning Systems Network.

Muchas mujeres, al ver la falta de acceso a alimento que tienen sus hijos, han actuado. La Cooperativa de Pollos Blanco y Negro, reparte sus excedentes en dos cofres metálicos, con estrictas medidas de seguridad, “Para evitar cualquier tentación de abrirlo antes de compartir, al comienzo de la cosecha”, señala Regina Ayol Madit, presidenta del colectivo.

Estas mujeres, ahora son empresarias, y destinan el porcentaje que reciben de la cooperativa para diferentes iniciativas como importar ropa Uganda o equipar sus fincas con un generador eléctrico y una bomba de agua. 

Diversificar los cultivos es clave para superar estos obstáculos, entre ellos, las inundaciones que sufre el este del país, además, “La producción local de hortalizas puede reducir la desnutrición que padecen 4,1 millones de niños”, de una población de 10,5 millones de habitantes, asegura el representante de la FAO.

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