El control social, es la función principal de las Juntas de Vigilancia de las cooperativas, ejercido sobre los resultados sociales, los procedimientos, los derechos y obligaciones de los asociados, del objeto social de la entidad, las normas y los estatutos. Por lo anterior, Ascoop ha venido realizado de manera consecutiva y durante 21 años, el Encuentro de Juntas de Vigilancia.
Esta ocasión y con la intención de trazar una ruta colectiva de control social cooperativo, 110 personas participaron en el 21 Encuentro de Juntas de Vigilancia, que tuvo como objetivo intercambiar diferentes experiencias de control cooperativo y mapear el estado del trabajo de las Juntas de Vigilancia, con el ánimo de generar rutas de intervención mediante procesos formativos que aporten a la mejora de capacidades de los órganos de control cooperativos.
El evento se desarrolló en varias fases, siendo la primera, el acto de instalación, en el que intervinieron Víctor Manuel Herández, miembro principal de la Junta de Vigilancia de Ascoop y de Tatiana Serna, subdirectora ejecutiva de Ascoop.
En cuanto al desarrollo académico, el 21 Encuentro de Juntas de Vigilancia se dio de la siguiente manera:
- Marco normativo colombiano: la encargada de hacer un recuento por el marco normativo colombiano que rige a las Juntas de Vigilancia, fue Francy Hurtado, directora jurídica de Ascoop, quien partió del principio cooperativo de gestión democrática de los asociados, puntualizando en temas como la gestión de la administración y la gestión del control. En cuanto a aspectos generales del control social, dijo que no sebe ser represivo ni obstaculizante, sino preventivo, además de contribuir al cumplimiento del objeto social de las cooperativas.
Entre las funciones de la Junta de Vigilancia están hacer únicamente al control social y no desarrollo actividades de administración, pronunciamientos frente al Balance Social, reporte de informes ante la Asamblea General y hacer seguimiento al PESEM.
Así mismo, las funciones, limitaciones y conformación de las Juntas de Vigilancia, están estipuladas en la Ley 79 de 1988 y en Circulares como la 007 de 1999, 06 de 2001 y 20 de 2020, emitidas por la Superintendencia de la Economía Solidaria.
2. Declaración de Identidad Cooperativa: este fue un espacio en el que el docente e investigador Juan Fernando Álvarez, quien trazó una línea de tiempo con los hitos que han marcado al cooperativismo y su identidad en los últimos años, tales como el reconocimiento de un sector invisible en 2012, con la Declaración del año Internacional de las Cooperativas y el Congreso Cooperativo mundial de Corea en 2021, que se llevó a cabo bajo el lema “Profundicemos nuestra identidad cooperativa”.
El académico, planteó a los asistentes cómo materializar la declaración de identidad en las empresas cooperativas y de qué manera hacerlo a través de las Juntas de Vigilancia, ahondando en la gestión con identidad y alineando para calcular, planear, reportar, investigar, educar y ejecutar acciones en red. Y, por último, dijo que es necesario construir un relato que valore lo que interesa de las organizaciones y que genere transformación en la vida de las personas mediante valores, aportes a los ODS y la medición de indicadores concretos.
3. La vigilancia interna en el sector cooperativo: Con un taller sobre las diversas formas de ejercer la vigilancia interna en el sector cooperativo a cargo de Fernando Bragado, Oficial de Gestión del Conocimiento de Innovación de Cooperativas de las Américas y el análisis de los objetivos, fortalezas y oportunidades de las Juntas de Vigilancia, entre las que se establecieron algunos hallazgos comunes:
Fortaleza gracias a la presencia en territorios afectados por la violencia, fidelidad de los asociados, capital intelectual, solidez financiera.
Oportunidades en cuanto a infraestructura tecnológica, manejo de Habeas Data, comunicación con el asociado y entre asociados, organización, entre otras.
Luego de la socialización de algunas propuestas, Bragado agregó que las Juntas de Vigilancia buscan avanzar en la consolidación del sector cooperativo, basadas en el intercambio de conocimiento y la gestión de indicadores para asegurar que la entidad cumpla con sus objetivos, lo que llevó a la construcción de una ruta de intervención para el desarrollo de procesos formativos, basada en una propuesta de formación de cuatro fases:
- Formación técnica
- Actividad práctica
- Jornada de debate
- Tarea concreta de intervención (cómo se adapta a cada organización).