El periodista David Remartínez presenta la experiencia de Cooperativas Lácteas Unidas (CLUN), CLUN, nacida de la fusión de Feiraco, Irmandiños y Melisanto, que reúne a 3.500 ganaderos y que con su producto Únicla apuesta a volver a una leche original, que sí sabe a leche de vaca, por oposición a todas las leches saborizadas, deslactosadas, mineralizadas y tratadas, que Rematínez cuestiona.
“En Feiraco, hoy integrada en Cooperativas Lácteas Unidas (CLUN), decidieron hace once años que la leche tenía que volver a saber a leche. ¿Cómo se hace eso? Tremendo misterio. Necesitas vacas sanas, confortablemente estabuladas, paseadas a su antojo y alimentadas con pastos, a poder ser primaverales, cuando la naturaleza refulge. Dicen que así se conseguía la leche hace muchos años, antes del tetrabrick, de los piensos compuestos, del cortado con sacarina y de los estudios que avalan etiquetas.”
La leche Únicla, cuenta el periodista, procede enteramente de ganaderías gallegas y de produce poniendo especial sensatez en todos los segmentos del negocio, desde lo que cobra el ganadero hasta lo que contaminan sus granjas y fábricas o el material utilizado en el tapón de sus envases. “Querer al campo implica cuidarlo: lo contrario es expoliarlo.”
Alejandro Armesto, responsable de marca de Únicla, explica que en los cuatro últimos años han duplicado ventas, con un producto que cuesta entre 10 y 15 céntimos más que la media y que acreditan certificados como los de Bienestar Animal y Huella de Carbono. Atesoran además un Premio Europeo a la Innovación Cooperativa. Confían tanto en que existen consumidores concienciados que han lanzado mantequilla y queso fresco. “La mantequilla ha causado furor por su sabor. Y el queso, que hacemos de manera tradicional, porque no es un queso infiltrado, también funciona muy bien. Tiene una textura totalmente diferente”, dice Armesto.
Las vacas de Únicla cuentan con cuidados meticulosos: instalaciones aclimatadas, lechos adecuados para descansar y hasta rascadores de espalda. Salen a pastar como antaño y completan su alimentación con levaduras y selenizados naturales.
También hay un equilibrio financiero basado en valores cooperativos como la equidad, la economía justa y el bien común: “En la cooperativa les garantizamos a los ganaderos un techo mínimo de retribución por la litro de leche”, dice Armesto.
En Únicla también cuida el medio ambiente con el único envase lácteo 100% renovable de España: usan cartones con la certificación FSC, es decir, de bosques sostenibles. “El 86% del material es de origen vegetal, y el tapón, de caña de azúcar, procesos todos que “garantizan que las emisiones de CO2 han sido reducidas a cero”, cuenta el dirigente lechero.
“Nosotros buscamos a ese consumidor que esté de acuerdo con nuestros principios y que esté dispuesto a pagar un plus por el sabor”, reitera Armesto. Parte de ese mercado lo han encontrado también en China, donde la leche tiene una consideración social superior: “Aquí es una commodity, una mercancía, pero allí es un plato de lujo. Lo ves desde las cajas y la forma de consumirla”, concluye Armesto.