El grupo cooperativo español AN está a punto de cumplir cuatro décadas, y su director general, Alfredo Arbeloa, asegura que la clave del éxito que hoy los posiciona como el gigante cooperativo español, y uno de los referentes mundiales del cooperativismo, ha sido la integración.
Con 6 empresas, 42.000 agricultores y ganaderos, 160 cooperativas socias, 1.681 empleos directos y 1.353 millones de euros en facturación, el Grupo AN impacta ocho comunidades autónomas, entre las cuales figura Castilla y León, donde tiene presencia desde 1981. Además, ha logrado reconocimiento como la mayor cooperativa cerealista de España y el principal exportador de hortalizas, vegetales y operador avícola.
Para su director general, la crisis derivada de la pandemia de covid-19, ha sido un momento para demostrar las fortalezas cooperativas del Grupo. “El cooperativismo aporta la fuerza necesaria para la defensa en conjunto de las producciones de los agricultores y ganaderos por dos vías fundamentales: una es la propia fuerza que genera tener un volumen de comercialización importante a la hora de salir a vender. El cooperativismo defiende un conjunto de intereses, no un interés individual, y es en los momentos de crisis donde más claramente se ve esta circunstancia. Por otro lado, las cooperativas somos interlocutores directos con las distintas administraciones regionales, nacionales e internacionales y, por tanto, podemos defender los intereses de todos de manera más eficiente.
También aseguró que la innovación ha sido parte esencia de los procesos a los que ha tenido que enfrentarse en Grupo, ya que asegura que la agroindustria está teniendo cambios significativos, debido a la demanda y exigencias de los consumidores y del mundo de hoy. Por eso, es que AN trabaja en el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología – EIT Food, que tiene como objetivo de fortalecer la capacidad de innovación de los países de la Unión Europea mediante la integración de los centros de educación, las empresas y los centros de investigación para encontrar soluciones a los retos mundiales acuciantes como la seguridad alimentaria. Además, participa en la Cátedra Grupo AN con la Universidad Pública de Navarra, para acercar a los estudiantes al mundo cooperativo, y otros escenarios de innovación agroindustrial y educación cooperativa.
Para Arbeloa, es indispensable que el sector se transforme y se adapte a las nuevas exigencias y gustos de los consumidores, para atender los problemas del futuro, conservar la existencia de las cooperativas y estar a la vanguardia. Asegura que las “claves son innovar en productos, en procesos y en cultura, y estar cerca del consumidor para poder darle aquello que nos pida. A esto hay que sumarle que la innovación debe servir para aportar valor al producto de nuestros socios y que su rentabilidad no se vea perjudicada”.
La crisis provocada por el coronavirus ha generado un importante incremento de las necesidades de los bancos de alimentos y los comedores sociales para poder atender a un número creciente de personas que dependen de esos recursos solidarios para poder comer. De hecho, los bancos de alimentos calculan que el número de familias a las que atienden va a pasar de 60.000 a 100.000 en los próximos meses en Castilla y León.
El Grupo AN no se ha quedado de brazos cruzados ante la crisis, y a través de su fundación, ha contribuido al abastecimiento de los bancos de alimentos y ha contribuido a la entrega 8.500 kilos de manzanas y peras, a los que se sumaron 6.800 unidades de productos en conserva, así como a la donación de batas y diferentes elementos de protección para el personal de la residencia para adultos mayores “Nuestra Señora de los Milagros”, de Ágreda, Soria.
AN cuenta con una claridad en sus objetivos y su quehacer, por lo que asegura seguir impulsando la integración cooperativa, como un camino que ha dado resultado en los países con economías y sociedades más fortalecidas en el mundo.