Febrero 27 de 2018. El portal chileno elmostrador.cl publicó una columna de Claudio Barraza en la que analiza cómo el cooperativismo moderno ofrece a los pequeños agricultores soluciones tecnológicas, eficiencia, economía de escala, acceso a crédito y precios justos.
Fuente: elmostrador.cl – Claudio Barraza
Barraza destaca que, según cifras de Gobierno chileno, la agricultura se convirtió en uno de los rubros con el mayor crecimiento en el último trimestre de 2018, con 7,7%. Parte de ese crecimiento se debe a las corporaciones y grandes empresas con la capacidad de invertir en tecnología e investigación para la optimización de sus procesos y levantar capitales nacionales y extranjeros para dichos fines.
“En otra vereda, están los pequeños agricultores que viven en zonas rurales, con limitada o nula capacidad en dichos temas, que comercializan sus productos a pulso, en diversas ferias libres, o bien, si alcanzan algunos volúmenes productivos, a empresas que concentran el poder de negociación, pagando un precio acorde a ese poder, por los productos. Si la realidad fuera distinta, no existirían las empresas certificadoras ni promoción de ONG en busca de un Comercio Justo”, afirma Barraza
Agrega que en una zona intermedia está el cooperativismo, como alternativa emergente que va superando el prejucio existente que lo veía como un modelo de negocios poco viable.
“Gracias al cooperativismo moderno, pequeños agricultores que carecen de capacidades para producir a gran escala, al asociarse, acceden a soluciones tecnológicas que permiten aumentar la eficiencia de su negocio, generando una economía de escala, accediendo así al pago justo de sus productos, a asesorías y apoyo técnico, a créditos y a la adquisición de maquinaria a menor costo”, afirma el columnista. Y agrega: “Además, este modelo permite mejorar la calidad de vida de los cooperados, pues algunos de los beneficios que entregan las cooperativas son el acceso a servicios de salud, apoyo en créditos habitacionales, entre otros”.
Explica el articulista que estos beneficios son posibles por la profesionalización de la gestión en las cooperativas, la capitalización de remanentes en sostenibilidad, el gobierno corporativo sólido y democrático (un cooperado, un voto) y la toma de decisiones orientadas al mercado financiero, pero velando siempre y a la creación de valor para los socios.
“Por todas estas ventajas se hace necesaria la promoción e impulso del cooperativismo moderno en el sector agrícola”, dice, a la vez que celebra que en Chile se está reivindicando el modelo como vía para que pequeños agricultores crezcan y sean competitivos, promoviendo la descentralización del país y la desconcentración económica, una orientación de política pública por la que seguimos abogando en Colombia y en otros países de la región.
