Septiembre 6 de 2018. Vivimos en una sociedad muy competitiva en la que todos quieren ganar y triunfar con rapidez, olvidándonos en ocasiones de la importancia de saber competir, poniendo límites, siendo justos y honestos. Debemos saber actuar tanto en la victoria como en la derrota y comportarnos siempre con respeto hacia nuestros rivales.
Tomado: Revista Pulevasalud
En el deporte o en todas aquellas acciones en las que tenemos que competir siempre habrá un ganador y un perdedor, y no siempre gana o pierde el mismo. Este pensamiento hay que tenerlo presente cuando tenemos que competir en algún ámbito de nuestra vida, para no dejarnos influir en exceso por los triunfos ni por las derrotas.
Laura Arenas Tabares, psicóloga y especialista en psicología del deporte y el ejercicio, considera que la clave está en saber y entender qué tanto la victoria como la derrota son inherentes al deporte y una posibilidad real cuando se juega un partido o se afronta una competencia. “Entender que el problema no es el resultado, sino cómo lo asumimos o reaccionamos”.
Debemos enseñar a competir poniendo límites y siendo justos. No se puede centrar nuestro pensamiento sólo en la victoria, porque eso solo permite centrarse en uno mismo y en su objetivo.
La experta explica que cuando las personas están en ese estado de sobreexcitación, en su cerebro se estimula todo el sistema emocional, que termina centrándose en el sistema límbico, y allí es como si las emociones se procesaran en el cerebro de un mamífero, es decir, en un cerebro donde hay una alta carga de impulsividad.
“Nosotros los humanos tenemos la corteza cerebral, que precisamente nos ayuda a regular la conducta y a fijar límites de hasta dónde podemos o debemos ir, pero cuando estamos ya retroalimentados por otros, la corteza cerebral tiende a no estar tan presente, sino a vibrar y a vivir la emoción”, reitera.
Cuando se trata de una competición deportiva, lo más importante es aprender a disfrutar de la competición, que ofrezcan lo máximo como jugadores, esforzándose en realizar su juego con la mayor perfección y entrega que les sea posible, sin sentirse presionados por sus padres o entrenadores. Tenemos que enseñar a competir centrándonos en el esfuerzo y no en la victoria.